La coyuntura internacional
El desafío no es solo resistir huracanes naturales, sino anticipar los huracanes políticos y geoestratégicos que se avecinan.
Actualizado: 25 de Noviembre, 2025, 08:46 AM
Publicado: 25 de Noviembre, 2025, 08:18 AM
Santo Domingo.– La geopolítica mundial ha entrado en un punto de inflexión. Mientras hay crisis con Venezuela en el Caribe y tensiones militares se multiplican en Asia y Oriente Medio, el eje de poder se mueve sin disimulo hacia un entendimiento directo entre Estados Unidos y Rusia, con Europa convertida en espectadora impotente de su propio destino. El analista español José Vizner, desde Negocios TV, lo sintetizó sin rodeos: "Trump arrincona a Europa." Y los hechos parecen confirmarlo.
¿Qué implica la advertencia de Trump a Europa?
El presidente Donald Trump ha advertido a los gobiernos europeos que retirará el apoyo militar estadounidense si la Unión Europea continúa rechazando su plan de paz para Ucrania, un documento reducido ya a 19 puntos pero aún inaceptable para Bruselas.
La amenaza incluye corte de inteligencia militar, suspensión del apoyo satelital, retiro de suministros clave y una reducción aún mayor de tropas en el flanco oriental de la OTAN. El mensaje es claro: con su plan o sin Estados Unidos.
Para países bálticos y del este de Europa, esta advertencia equivale a un terremoto estratégico: sin el paraguas militar estadounidense, quedarían expuestos ante Rusia, y la propia viabilidad de la OTAN entra en duda. Varios gobiernos europeos comparan este momento con los episodios más tensos de la Segunda Guerra Mundial.
Otros, como Hungría, advierten que la falta de una posición común podría llevar a una desintegración política del bloque europeo.
¿Qué revelan las negociaciones secretas en Abu Dabi?
Mientras Europa debate, Washington y Moscú negocian en secreto. En Abu Dabi, representantes de Estados Unidos, Rusia y mediadores ucranianos participan en un canal paralelo con un objetivo concreto: alcanzar un acuerdo antes del Día de Acción de Gracias.
Funcionarios involucrados describen estas conversaciones como una vía directa Trump–Putin. Según filtraciones, el borrador del acuerdo propone conceder a Rusia el control reconocido de Donetsk, Lugansk y parte de Jersón.
Una concesión territorial que transformaría el equilibrio militar en Europa del Este y que dejaría a Ucrania en su punto más vulnerable desde 2014. Zelensky, aislado, enfrenta un dilema histórico: aceptar un acuerdo que salva la paz pero entrega territorio, o oponerse a Estados Unidos y quedar sin apoyo militar significativo.
Las negociaciones de Abu Dabi demuestran un hecho fundamental: El futuro de Europa se decide sin Europa. Washington y Moscú diseñan un nuevo orden multipolar donde las prioridades estratégicas pasan por estabilizar Ucrania con el mínimo coste, frenar el ascenso chino en Eurasia, reforzar posiciones en Medio Oriente y redefinir el papel del dólar y la energía.
Europa, debilitada económicamente, dividida políticamente y dependiente militarmente, corre el riesgo de quedar relegada a un papel periférico.
Lo que ocurre no es solo diplomacia. Es un nuevo Yalta, sin Roosevelt ni Churchill, pero con un Trump pragmático y orientado a transacciones, un Putin fortalecido tras la guerra de desgaste, y una China que observa y recoge ventaja, todo ello en un contexto donde figuras como Gustavo de Arístegui advierten que "el equilibrio del terror ha terminado".
La carrera armamentística nuclear —con misiles como el Burevestnik, el dron Poseidón, y los hipersónicos capaces de cubrir continentes en minutos— ha borrado las reglas del siglo XX.
Arístegui alerta que el mundo entra en una fase extraordinariamente peligrosa, con riesgo de conflictos nucleares regionales y una guerra económica-tecnológica permanente.
¿Qué papel debe asumir la República Dominicana ante este escenario?
Ante este panorama, la República Dominicana —por su posición geográfica, su estabilidad política y su vocación pacífica— debe fortalecer su diplomacia de prevención, su infraestructura estratégica y su capacidad de coordinación regional. El desafío no es solo resistir huracanes naturales, sino anticipar los huracanes políticos y geoestratégicos que se avecinan.
El mundo está cambiando aceleradamente. Y esta vez, Europa no es protagonista, sino escenario.


