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Batalla Electoral 2024

El pacto fiscal

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El llamado Pacto Fiscal se ha convertido en tema diario de noticia, especulación y preocupación.

Durante la recién finalizada campaña electoral que marcó el triunfo del Presidente Danilo Medina por un margen de ventaja sin precedentes, el mandatario afirmó de manera categórica que no serían creados nuevos impuestos ni aumentados los actuales. Más aún: dijo que al presente los dominicanos estamos pagando un ITBIs y un Impuesto sobre la Renta a tasas más elevadas que el promedio de la región.

Ahora bien, se sabe que el gobierno requiere de mayores recursos para enfrentar los crecientes requerimientos presupuestarios. Dos capítulos, en particular, demandarán una dotación más elevada: el de la Seguridad Ciudadana, convertido en principal motivo de preocupación de la ciudadanía y por consiguiente, de prioridad dentro de la agenda oficial, por un lado; por el otro, la creciente presión para aumentar la asignación a fin de mejorar las atenciones de salud, incluyendo la demanda de mayores salarios para médicos, técnicos y enfermeras así como el aumento de las pensiones del sector.

¿Hasta dónde resultará viable que el gobierno sin aumentar la deuda pública ni la carga tributaria pueda afrontar esos compromisos con las actuales tasas impositivas?

Todavía el gobierno no ha presentado su propuesta formal. Y esto da origen a todo género de especulaciones. Por lo pronto, la oposición no ha perdido tiempo en asegurar que en realidad el Pacto Fiscal encubre el propósito de aumentar los impuestos; una opinión que pudiera resultar temeraria y dejarla en evidencia, si no se concreta tan negativa afirmación. Por su parte, el Presidente del Consejo Nacional de Hombres de Empresa, que ha estado abogando por el Pacto, insta a sus asociados a llevar una posición unificada a la mesa de discusiones sin buscar ventajas particulares. La cúpula empresarial aboga por una reducción del gasto público, una Ley de Responsabilidad Fiscal para combatir y sancionar la evasión y la simplificación del régimen tributario.

Por lo pronto, ya con un pie en el estribo rumbo a Cuba, donde habrá de figurar como testigo del histórico acuerdo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, primer paso hacia un escabroso y prolongado proceso de paz, al ser preguntado sobre el inicio de las conversaciones, exhortó a la población a esperar, lo que pudiera ser señal de que el gobierno aún no tiene bien definida su propuesta.

Por otro lado, el Presidente de la Asociación de Industrias, Campos de Moya, entiende y reclama darle prioridad a la terminación de las discusiones que permitan culminar el Pacto Eléctrico. Ajustar el elevado costo de la energía que constituye un gravoso componente para la industria nacional y le resta competitividad, resulta de urgencia para el sector fabril cuyas operaciones han estado declinando en lo que va del presente año.

Volviendo al Pacto Fiscal, mientras no se acaba de concretar fecha para el inicio de las conversaciones, se han estado barajando distintas propuestas en los medios de comunicación por parte de conocidos economistas y especialistas en temas fiscales, algunas de las cuales entran en contradicción.

Sin embargo, parece haber un consenso general en el sentido de sanear y calificar el gasto público, eliminar exenciones por miles de millones de pesos que no tienen auténtica justificación así como subsidios que han sido fuente de operaciones turbias y de enriquecimiento ilícito como el de los combustibles, combatir la evasión no solo tributaria sino del pago de la energía eléctrica y otros servicios públicos, reducir el déficit fiscal y poner un tope al endeudamiento.

Una opinión valiosa y con fuerte base lógica es la que acaba de emitir el exitoso empresario don Pepín Corripio, al plantear que quienes más ganen, deben ser los que más paguen. La misma recuerda la que hace algún tiempo propuso el notorio multimillonario estadounidense Warren Buffet, en un artículo publicado en el New York Times que causó un gran revuelo, en el cual advertía la contradicción de que sus ejecutivos pagaban más impuestos que él, abogando por un aumento del impuesto sobre la renta para las clases más pudientes y una reducción para la clase media y sectores de más bajos ingresos.

No obstante la elemental justicia de su planteamiento, esta no le generó precisamente simpatías a Buffett entre el sector económico al que

pertenece y donde es un admirado y envidiado referente de éxito, tal como seguramente pudiera ocurrir ahora a don Pepín en el plano local, lo que en modo alguno disminuye el valor de su razonamiento.

Especulaciones y expectativas solo serán despejadas una vez que se den inicio a las conversaciones y el gobierno presente la propuesta que servirá de base a las mismas, siempre con la esperanza de que cumpla con las categóricas afirmaciones del Presidente Medina de que ni se aumentarán los impuestos existentes ni se crearán otros nuevos.

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