SAO PAULO, Brasil.- El expresidente del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil Joaquim Barbosa afirmó hoy que Michel Temer no tiene «legitimidad» para asumir el poder después de que el Senado aprobara la suspensión de la mandataria Dilma Rousseff y decretara la apertura de un juicio político contra la gobernante.
«Es muy grave retirar a la presidenta del cargo y colocar en su lugar a alguien que es su adversario oculto y ostensivo», señaló Barbosa en Sao Paulo durante el cuarto encuentro internacional de comercio minorista y electrónico VTEX-Day 2016.
En su conferencia, Barbosa aseveró que «Brasil tendrá que convivir durante dos años más con esa anomalía» y criticó al opositor Partido de las Social Democracia Brasileña (PSDB) por liderar el proceso «ilegítimo» contra Rousseff basado, dijo, en sus ansias de volver al poder, que la formación abandonó en 2002.
Barbosa, quien estuvo al frente de la máxima corte cuando se llevó a cabo el llamado «juicio del siglo» por corruptelas en empresas estatales durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, manifestó también que Rousseff «ya estaba muerta» antes de la votación esta mañana en el Senado.
«La presidenta ya estaba muerta desde el 17 de abril», apuntó Barbosa en referencia a la votación que se realizó ese día en la Cámara de Diputados y que aprobó por 367 votos a favor y 137 en contra la apertura del juicio, decisión que fue ratificada por el Senado.
Con 55 votos a favor y 22 en contra, el plenario de la Cámara alta aprobó la apertura del juicio con fines destituyentes contra Rouseff, quien dejó el cargo por 180 días para la defensa, como estipula la Constitución, y en su lugar asumió de manera interina el hasta hoy vicepresidente Temer.
No obstante, a pesar de las críticas a Temer y al proceso del juicio, Barbosa reprochó también algunas de las actitudes de Rousseff, «quien no supo combatir con sinceridad y la fuerza que el cargo le daba lo que viene gangrenando a las instituciones brasileñas: la corrupción».
«No digo que ella se aliara con los segmentos corruptos de su partido y base aliada, pero fue omisa, se calló, no supo ejercer el comando y terminó siendo tragada por esa gente», subrayó.
En opinión de Barbosa, el proceso sería comprensible si Rousseff estuviera siendo juzgada por la corrupción destapada en la petrolera estatal Petrobras, pero en la acusación, que se basa en el maquillaje de las cuentas fiscales, «existe una desproporción en los fundamentos del juicio».
Recordó que problemas e irregularidades en presupuestos, como los de 2014 y 2015 cuestionados a Rousseff, son «normales» en instituciones públicas.
El magistrado lamentó asimismo que el proceso del juicio no tuviera la participación popular y advirtió que la comunidad internacional no tendrá confianza en un país en el que un presidente «se derriba tan fácilmente».
El extitular del STF defendió así la convocatoria de nuevas elecciones para dar «voz» al pueblo, aunque señaló que la clase política quiere evitar eso y llegar al poder por otras vías para seguir con prácticas «corruptas», como «muchos» de los que están juzgando a Rousseff.
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