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Batalla Electoral 2024

Los nuevos verdugos de la moral

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Miguel Guerrero.

Tienen sobrada razón quienes lamentan la pobreza del debate y bastaría con lo que usuarios de las redes creadas por partidos y candidatos dicen a diario de las opiniones y posturas de quienes han incluido en sus listas de objetados. Un listado negro, hijo de la peor intolerancia, de viejos adversarios y de quienes incluso gozaron alguna vez de sus afectos y hoy no concuerdan con sus discursos electorales.

Antaño se creía que esa extrema intolerancia provenía únicamente de la esfera oficial. Pero hoy la vemos con total asombro provenir de iglesias y litorales políticos, donde muchos hasta hace poco beneficiarios de la corrupción, que hoy denuncian con desparpajo y absoluto desprecio de sí mismo, se auto erigen profetas de la redención y de la moralidad pública. Cuán penoso es observar jóvenes líderes de potencial creciente, promesas del relevo generacional que tal vez muy pronto el país demandará, rendidos a la tentación de doblegar la constancia de quienes, en el multicolor escenario de las ideas, ven que no todo es oscuro en el gobierno y en la gente que lo integran, ni todo diáfano en la acera del frente.

Y qué pena en realidad es saber que personas de calidad, y con porvenir político, cedan al terrible encanto de asociar su esfuerzo a gente siempre dispuesta a embarrar reputaciones. Incluso, la de aquellos que en muchos momentos de sus vidas vieron pasar la fortuna material por la puerta de su casa a grandes gritos y optaron por mirar hacia otro lado dejándola pasar para no caer en la desdicha de deshonrar sus buenos nombres y la herencia familiar.

Por eso, cuando se escucha que algo anda mal en el tono de la discusión de los temas de la más alta prioridad, cuya alta resonancia afecta el sentido y amenaza el tímpano de la República, con dolor cualquiera se siente inclinado a admitir que esa terrible realidad ahuyenta el deseado nivel de tolerancia y respeto que el futuro nos reclama.

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