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28 Marzo 2024

¿Es el PLD un partido, un partido-Estado u otra cosa?

A luz del reciente pacto espurio entre sus facciones, las reflexiones y debates sobre si el PLD es un partido político, un partido-estado, una Compañía por Acciones o una Corporación de Gavillas  apandilladas, se han disparado como nunca antes. Y no es para menos.

Mi valoración al respecto van en la siguiente dirección: el PLD fue un partido político, que devino progresivamente en partido-Estado, que paulatinamente dejó  de ser partido para ser mas Estado-gobierno que partido, que en el  Estado  ha pasado a ser una Compañía Por Acciones con funciones política-estatales, y que dentro del Estado y en su relación con el mercado y el capital privado se ha convertido en una suma de gavillas, más o menos apandilladas (según las circunstancias), que compiten y pactan  por el control de esa relación de dominación  generadora de mucho dinero, privilegios, canonjías, propiedades, asociaciones delictivas  y poder para decisiones autoritarias y despóticas.

  • PROCESO DEGENERATIVO.

Se trata de un fenómeno ascendente y degradante, que dura ya casi 25 años; desplegado desde poco antes de su arribo a su primer gobierno hasta el momento actual.

Un proceso degenerativo que arranca con los preámbulos del pacto con el balaguerismo corruptor en 1963 y el declive físico-político del profesor Juan Bosch,

Proceso protagonizado por sectores de la pequeña burguesía y capas medias profesionales carentes de las herramientas conceptuales y principios teórico-políticos que le permitieran entonces resistir la embestida del discurso único neoliberal combinado con el auge del  clientelismo electoral, el sálvese quien pueda, y las grandes ventajas y privilegios grupales e individuales que le ofrecía la asunción del Estado dentro del sistema y sus vínculos con el empresariado capitalistas y la sociedad.

Todo esto al compás de la conversión en mayor escala de la política en negocio, las elecciones en área de inversiones privadas y burocráticas, los avances impetuosos de la clientelizaciòn de la ciudadanía; acompañadas de la acumulación rápida de capitales y riquezas desde  estructuras partidistas diligénciales traspasadas completamente al tren estatal y en estrecha relación mercantil-utilitaria con capitales privados de todos los pelajes y tamaños, incluido el transnacional, el financiero, el dinero sucio y el narco-capital en auge.

Un primer periodo de gobierno,  con un intervalo fuera de la gestión central, con casi tres periodos posteriores consecutivos, con todo su comité político y su comité central, familiares y personeros afines en los  cargos públicos fundamentales, creando empresas conexas, asociándose mercurialmente a los grandes càrteles de la construcción, de la droga, de los combustibles, de la especulación financiera… han determinado esa evolución de estadios; combinados y superpuestos por momentos, deslindados en otras fases, de ese PLD-MATRICULA PARTIDISTA-ESTADO, convertido en C x A DE GAVILLAS dentro del Estado y en maquinaria electoral al servicio de la política como negocio.

  • RESULTADOS SEMI-FINALES ABERRANTES.

Así, paso a paso, desvergüenza tras desvergüenza, el PLD dejó atrás la condición  de ser partido político propiamente dicho, la cual se comienza a perder cuando éstos –así ha quedado demostrado en múltiples y variadas experiencias mundiales- se fusionan con el Estado, dejan de ser una parte de la sociedad llamada a actuar independientemente de esa maquinaria y abandonan los roles de factor crítico, control y presión política sobre sus instituciones.

Y si a esto se la agrega -como es el caso- la comercialización total del ejercicio de la política, la conversión del Estado y sus influencias en fuente de enriquecimiento y conversión de funcionarios en empresarios prósperos; en escenario de inversiones electorales privadas para ser recuperadas con creces y en mecanismo supremo de protección de mafias civiles y militares…entonces no es exagerado hablar de una matrícula y una maquinaria electoral que representa facciones de gavillas apandilladas y/o en competencia dentro del Estado y sus diversas instancias civiles y militares.

Estado que lógicamente deviene en una especie de lumpen Estado, dominado por una lumpen-burguesía de origen burocrática y  otra previamente formada a través de ciertas variantes de la acumulación originaria y la reproducción ampliada del capital privado.

Ambas burguesías, asociadas y entrelazadas, dominan las instituciones estatales y la maquinaria electoral en que devino el partido original, y para esos fines conforman grupos elites, cúpulas, cogollos socio-políticos… que usurpan y sustituyen los comités centrales, plenos, conferencias, congresos, asambleas legislativas, cortes, tribunales y sistemas electorales en los dos planos: en el estatal y en el político-electoral.

Este patrón no solo le cabe al devenir del PLD, sino al del PRSC, al del PRD y su derivación hacia el PRM; le cabe a los grupos satélites, e incluso también vale (a futuro) para todos los llamados grupos o partidos emergentes que no rompan con el electoralismo tradicional, el caudillismo y esa visión maniquea e utilitaria de la política, y de la toma y ejercicio del poder estatal-empresarial.

La diferencia estriba en la dimensiones del mal, que en el caso del PLD al lograr su dirección y partidocracia copar en grande el Estado y tragarse gran parte del sistema de partidos, se ha convertido en una entidad deformada y aberrante, capaz de generar todas las fechorías habidas y por haber, y escenificar periódicos derrames de podredumbre y negaciones de democracia interna y externa a él.

Y esto solo a modo de resultados semifinales, porque los finales pitan tan ominosos que posiblemente habrá de provocar que la indignación expresa y larvada en su contra se transforme en subversión incontenible de su abusivo dominio.

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